·
Informar y explicar a los hijos la decisión (de
modo conjunto, padre y madre).
·
Tener previstos todos los cambios que se vayan a
producir en la vida de los niños, informar sobre ellos y resolver todas las
dudas que planteen.
·
Permitir y alentar a los niños a expresar sus
sentimientos, aceptándolos, aunque sean de ira hacia los progenitores.
·
Mantener una actitud de respeto mutuo,
intentando evitar culpabilizar a ninguno de los progenitores.
·
Favorecer una relación positiva con ambos
progenitores.
·
No pedir a los niños que tomen partido por uno u
otro progenitor. Los niños necesitan a ambos.
·
Dejar claro que la ruptura conyugal no es una
ruptura con los hijos y que no afecta a los sentimientos de los padres hacia
ellos.
·
No culpabilizarles.
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