Se
puede definir la mediación familiar como un sistema cooperativo de
gestión y resolución de conflictos entre los miembros de una
familia, entendida ésta en sentido extenso, que a través de un
proceso no jurisdiccional, voluntario y confidencial posibilita la
comunicación entre las partes, para que traten de plasmar los
intereses comunes en un acuerdo viable y estable que resulte
satisfactorio para ambas, y atienda, también, a las necesidades del
grupo familiar, especialmente las de menores y discapacitados. Dicho
proceso es facilitado por el mediador, que es un tercero imparcial,
neutral, capacitado idóneamente y sin ningún poder de decisión
(García Villaluenga, 2006).
Dentro
de la mediación familiar podemos encontrar un subtipo, que se
encarga de los conflictos familiares relacionados con la adopción,
ya que esta se encuentra necesariamente vinculada a las familas. Sin
embargo, encontramos que la persona adoptada no cuenta con una, si no
con dos familias: la biológica y la adoptiva.
Conjugando
estas dos variables, obtenemos que la mediación familiar, se ocupa
de una manera específica de las adopciones, con dos procesos
diferentes.
El
primero de ellos se encarga de las relaciones de la familia adoptiva.
De los conflictos que puedan aparecer en su seno, igual que en
cualquier otra familia, pero atendiendo a sus peculiaridades. Este
proceso se conoce como Mediación Familiar en Adopciones.
En
segundo, se ocupa de la familia biológica. Más concretamente del
intento o del establecimiento de una relación entre la persona
adoptada y su familia de origen. Este proceso se conoce como
Mediación en Búsqueda de Orígenes.
MEDIACIÓN
FAMILIAR EN ADOPCIONES.
Para
definir la mediación familiar en adopciones, podríamos decir que es
aquella que se encarga de ayudar en la solución y gestión de los
conflictos familiares que ocurran en una familia dónde al menos uno
de sus miembros es adoptado.
Sin
embargo la mediación familiar en adopciones tiene algunos matices
diferentes. Al ocuparse de núcleos familiares peculiares, ha de
tenerse en cuenta que también será diferente en algunas cosas la
relación existente entre ellos. Es por esto que se hace necesaria la
formación o familiaridad en campos como la vinculación y apego en
estos casos, la construcción de la identidad del adoptado y los
sentimientos de abandono o gratitud que pueden sentir por su
condición de hijo no biológico. Del mismo modo, es interesante
conocer las reacciones y desarrollo típico de la familia adoptante.
Para
acotar más las competencias de la Mediación Familiar en Adopciones,
se pueden identificar cuáles son las temáticas más usualmente
tratadas en este servicio. (Ledesma, J 2012)
Separación
y divorcio: En este tipo de mediación, cabe gestionarse las
separaciones y divorcios de núcleos familiares dónde se tenga un
hijo adoptado. Siempre es beneficioso la participación de un
mediador para que las partes puedan llevar a cabo el proceso
satisfaciendo sus necesidades y gestionando esta difícil etapa
atendiendo a sus intereses. Mucho más en el caso de familias
adoptantes, dónde se dan unas relaciones familiares particulares.
Es, en esta situación, importante contar con un mediador formado al
respecto. Que atienda a las nuevas problemáticas que puedan surgir,
como por ejemplo el sentimiento de doble abandono del menor
adoptado.
Convivencia
y relación entre los hijos biológicos y los adoptados: Esta
situación es única en este tipo de familias. Es importante
entender los procesos por los que pasan y los sentimientos que
despierta esta situación en cada uno de los miembros de la familia.
No solamente durante la edad infantil y adolescente, sino incluso
durante la edad adulta. En la relación fraternal cuando los
progenitores han fallecido o son dependientes.
Conflictos
derivados de la revelación de orígenes del adoptado: No se debe
entender que sea el mediador el que lleve a cabo la revelación de
la condición de adoptado a la persona que lo sea. Esto es
únicamente cometido de los padres adoptivos. El papel del mediador,
es el de facilitar la comunicación familiar a la hora de llevar a
cabo la comunicación, ( si es que esta se lleva a cabo en un
momento concreto) o ayudar a subsanar aquellos problemas que surjan
en el núcleo familiar a raíz de esta revelación.
No
obstante son susceptibles de mediación familiar en adopciones, todos
aquellos conflictos o falta de comunicación que tengan lugar en el
núcleo de una familia con hijos adoptados. Siempre que se trate de
un conflicto en el que sea necesario o beneficioso el conocimiento
por parte de la persona mediadora del desarrollo y peculiaridades de
una persona adoptada y su entorno. Aunque no se ajuste a la
descripción de las situaciones que se han descrito hasta ahora.
Para
el desarrollo eficaz de la labor de mediación en adopciones, es
importante la formación específica en los siguientes campos
relacionados con el desarrollo del menor adoptado y las relaciones
familiares:
APEGO:
Ha de conocerse los mecanismos y la
importancia de establecer un estilo de apego seguro para el
satisfactorio desarrollo de la vida emocional, relacional y afectiva
del adoptado. La historia previa del menor, sus circunstancias y la
sensibilidad de los padres adoptivos, van a determinar el tipo de
apego que se desarrolle. Influyendo esto en el resto de las
vinculaciones de esta persona y en la dinámica comunicativa y
relacional del núcleo familiar.
DESARROLLO
DE LA IDENTIDAD:
El conocimiento sobre la formación de la personalidad, nos permite
hacernos una idea aproximada de la situación evolutiva del adoptado
y las consecuencias que esto puede tener en la familia. A la hora de
abordar una mediación familiar intergeneracional con una familia
adoptiva, nos resultará vital este conocimiento. Nuestras
habilidades como mediador, se verán enfatizadas, si somos capaces de
reconocer la situación familiar, pudiendo dirigir la recogida de
información hacia los intereses y necesidades más internos y
personales. Son muchas las temáticas en las que puede resultarnos esclarecedor el conocimiento de las etapas en la resolución de la
crisis de identidad. Muy especialmente en este caso sobre la
elaboración de la identidad de adoptado. Este es un trance que puede
resultar difícil y sobre el que hemos de ser sensibles como
profesionales. También es de gran importancia el contemplar el
momento de desmitificación y alejamiento de los padres adoptivos, en
este caso. Esta situación provoca una alta conflictividad en la
familia. Lo que hace probable que se requiera de nuestro trabajo en
esta época. El conocimiento del cometido evolutivo de este
distanciamiento, nos permite identificar las necesidades del menor,
que son la independencia y desvinculación, para poder coger el
control de su vida.
MEDIACIÓN
EN BÚSQUEDA DE ORÍGENES.
Con
la ley 54/2007 de 28 de Diciembre, que reconoce el derecho del
adoptado a obtener información sobre sus orígenes, se plantea una
realidad delicada.
Por
un lado, el adoptado, que en su mayoría de edad, o con la
colaboración de sus tutores, decide buscar a su familia de origen.
Obteniendo así información muy relevante para su vida. Una
incógnita, sobre la que, ha estado pensando e imaginando durante
toda su vida. Es muy importante comprender y tener en cuenta las
razones que le llevan a esta búsqueda y cómo se experimenta esta
necesidad de información en el desarrollo personal del adoptado. Así
como qué expectativas tiene sobre esta comunicación, si quiere
llevar a cabo encuentros personales o solo intercambiar información.
Por
otro lado hay que contemplan la situación de la familia biológica.
Que aunque la ley obliga a dar información sobre ellos, estos no se
ven comprometidos a establecer contacto con este hijo, nieto o
hermano biológico que fue dado en adopción. La familia biológica
no decide en qué momento son buscados por su pariente, pudiendo
encontrarse en circunstancias en las que no les es posible o
conveniente establecer este contacto. Las razones pueden ser muy
diversas en casa caso, pero sin embargo no suele ser una buena
experiencia el tener que dar un hijo en adopción. Pudiendo suponer,
esto, un capítulo que no se quiere volver a abrir.
En
un tercer lugar, y en un segundo plano, se puede encontrar en algunas
ocasiones a la familia adoptiva, que puede interpretar este proceso
como un rechazo de su hijo adoptivo, al querer este contactar con su
familia de origen. La familia adoptiva no tiene porqué intervenir en
este proceso, sin embargo, puede atenderse en mediación si se
considera oportuno.
Además
de contar con varias partes, esta realidad puede ocupar dos búsquedas
de orígenes diferentes. Por un lado pueden llevarse a cabo búsquedas
por parte de personas que fueron entregadas cuando
eran muy pequeños. Esto quiere decir, que no tienen recuerdos de su
familia biológica, que no sabe quiénes son. Sin embargo, también
podemos encontrar el caso en el que el adoptado recuerde a su familia
biológica, ya que fue dado en adopción a una edad más avanzada. En
este caso no sería, técnicamente, una búsqueda de orígenes, si no
un restablecimiento del contacto familiar.
Como
se ve, la búsqueda activa de orígenes, plantea varios actores y una
infinidad de delicados temas a gestionar.
La
mediación, es una herramienta para llevar esta situación de la
manera más beneficiosa. Igual que en el resto de situaciones
espinosas, la mediación brinda un escenario dónde los actores
pueden exponer sus necesidades, en un entorno de confidencialidad y
confianza, sin que se imponga la voluntad de nadie.
Algunos
de los principios de la mediación, que ya se han detallado, toman un
especial significado en esta Mediación en Búsqueda de Orígenes.
Una
de las principales ventajas de la mediación, para abordar temas
delicados es la imparcialidad, ya que ninguna de las partes va a
sentirse juzgada, ni ninguna tiene más derecho que otra, este
principio abre una puerta a que la familia de origen acuda.
Es
muy importante la figura del mediador que aporta profesionalidad y
rigor, esto da confianza a las partes que pueden acceder más
fácilmente al proceso. También es importante esta figura a la hora
de intercambiar información. El hecho de que se haga a través de
este profesional, asegura que no hay un encuentro o una revelación
de identidad no deseada entre las partes. Este aspecto enlaza con la
confidencialidad.
Como
se ha dicho anteriormente, la familia de origen no está obligada a
mantener contacto con la persona adoptada, sin embargo, es posible
que esté de acuerdo en acudir a mediación, si podemos asegurarle
que no vamos a facilitarle ningún dato identificativo a la otra
parte. Esto preserva, si ese es su deseo, su intimidad y le da la
seguridad que el adoptado no va a irrumpir en su vida sin su permiso.
En
el caso del adoptado esta confidencialidad también es importante.
Aunque el adoptado quiera tener contacto con su familia de origen y
no quiera ocultar su identidad o residencia, es prudente hacerlo en
un primer momento, para evitar posibles chantajes emocionales o
económicos.
Se
trata de un proceso personal, que es modulado por el mediador,
adaptándolo al ritmo y evolución de cada una de las partes. Para
que todas se sientan cómodas en el proceso y estén preparadas para
los pasos que van a dar. Para que se pueda ajustar el proceso, es
indispensable el respeto. Las partes han de entender que en este
escenario, se respetan las decisiones de todos los actores, y se
respetan igualmente los tiempos que cada uno de ellos necesite.
Este
nuevo tipo de mediación, además de específico, ya que solo se
ocupa de una población muy pequeña y de unas determinadas
características, tiene una naturaleza diferente al del resto de
mediaciones. En cualquier mediación, nos ocupamos de estrechar,
modificar o incluso interrumpir los vínculos entre personas que
previamente mantenían una relación. Bien sea por temas laborales,
judiciales o vínculos emocionales o familiares. Pero en la búsqueda
de orígenes lo que nos ocupa es la creación de este vínculo. El
construir una relación entre personas que no la tienen.
Esta
característica la hace diferente al resto, teniendo un plan de
desarrollo también un poco diferente, sin embargo mantiene la
esencia de lo que significa la mediación, los principios y las
técnicas de las que se sirve esta, permanecen intactos.
Carmen Porras Córdoba. Psicóloga y Máster en Mediación.