martes, 1 de abril de 2014

¿Puedo ver al niño el próximo fin de semana?

Rosa Mª Lindo Ortiz.
Mediadora Familiar.
Esta era la pregunta que durante la sesión de mediación hacía el padre de un niño de 6 años a la madre del menor.

Ella sin mirarlo le respondía que no y él ante la negativa le preguntaba ¿por qué? Ella, que seguía sin mirarlo, le respondía: porque no.

Lamentablemente es algo que se repite con bastante frecuencia en la vida de muchos padres separados, con o sin convenio regulador. Para los que carecen de documento legal regulador de visitas, el poder estar con sus hijos se convierte en un imposible. Y no les queda otra que acudir a un abogado.

Pero para muchos otros que sí cuentan con un convenio, a veces no resulta tan fácil como pudiese parecer el poder estar con sus hijos cuando les corresponde.

Y el problema que todos ellos tienen en común es uno sólo: que dejaron de ser pareja.

Durante las sesiones de mediación, trabajamos los daños, porque detrás de cada negativa a las visitas y a las comunicaciones hay mucho daño, mucho dolor y sufrimiento.

En mediación facilitamos un contexto en el que puedan expresar sus sentimientos delante del otro, sintiéndose oídos y legitimando de este modo sus necesidades. A partir de ahí podemos empezar a re-construir la relación desde el presente hacia el futuro, haciéndoles entender que por encima del dolor y de los daños están los intereses de los menores. Y no sólo sus intereses, sino sus sentimientos que en la mayoría de las ocasiones no son tenidos en cuenta porque “lo nuestro” nos duele más o porque el otro se convierte en un mal para todos.

Pero a veces la mediación no es posible. Y las razones pueden ser varias. Hay personas que aún no han tomado conciencia de la realidad que están viviendo y se niegan a reconocerla. Estas personas no están preparadas para iniciar el camino de la mediación, puesto que la mediación requiere que los mediados hagan importantes esfuerzos para la buena consecución de este procedimiento: escucha activa, sinceridad, reconocimiento, etc.

Esta predisposición se verá en las sesiones conjuntas pero también será necesaria la sesión individual con la persona “desubicada” para indagar más profundamente en las circunstancias en las que ésta se encuentra. El mediador tendrá que respetar el momento por el que están pasando los mediados y reconocer que la mediación no será posible cuando se dan éstas condiciones de las que hablamos. No obstante esto no hay que vivirlo ni transmitirlo como algo negativo sino todo lo contrario. Seguramente en estas sesiones de mediación habremos ayudado a esa persona a tomar conciencia de su situación y a que empiece a avanzar hacia alguna dirección, algo que hasta ahora no había sucedido. Se habrá sentido escuchada y arropada, y habrá logrado comunicarse respetuosamente con su pareja en un entorno sano. Por lo que habrá que felicitar a las partes por haber dado este importante paso, a pesar de sus circunstancias y alentarles para que, superadas sus situaciones personales de crisis internas de dolor, de tristeza, de rabia o de rencor, decidan volver a mediación con el convencimiento pleno de que es el espacio en el que quieren estar para poder resolver sus conflictos.


Rosa Mª Lindo Ortiz.
Mediadora Familiar y de Menores nº 1374.

domingo, 19 de enero de 2014

MEDIACIÓN Y ADOPCIONES


Se puede definir la mediación familiar como un sistema cooperativo de gestión y resolución de conflictos entre los miembros de una familia, entendida ésta en sentido extenso, que a través de un proceso no jurisdiccional, voluntario y confidencial posibilita la comunicación entre las partes, para que traten de plasmar los intereses comunes en un acuerdo viable y estable que resulte satisfactorio para ambas, y atienda, también, a las necesidades del grupo familiar, especialmente las de menores y discapacitados. Dicho proceso es facilitado por el mediador, que es un tercero imparcial, neutral, capacitado idóneamente y sin ningún poder de decisión (García Villaluenga, 2006).

Dentro de la mediación familiar podemos encontrar un subtipo, que se encarga de los conflictos familiares relacionados con la adopción, ya que esta se encuentra necesariamente vinculada a las familas. Sin embargo, encontramos que la persona adoptada no cuenta con una, si no con dos familias: la biológica y la adoptiva.

Conjugando estas dos variables, obtenemos que la mediación familiar, se ocupa de una manera específica de las adopciones, con dos procesos diferentes.
El primero de ellos se encarga de las relaciones de la familia adoptiva. De los conflictos que puedan aparecer en su seno, igual que en cualquier otra familia, pero atendiendo a sus peculiaridades. Este proceso se conoce como Mediación Familiar en Adopciones.

En segundo, se ocupa de la familia biológica. Más concretamente del intento o del establecimiento de una relación entre la persona adoptada y su familia de origen. Este proceso se conoce como Mediación en Búsqueda de Orígenes.


MEDIACIÓN FAMILIAR EN ADOPCIONES.

Para definir la mediación familiar en adopciones, podríamos decir que es aquella que se encarga de ayudar en la solución y gestión de los conflictos familiares que ocurran en una familia dónde al menos uno de sus miembros es adoptado.
Sin embargo la mediación familiar en adopciones tiene algunos matices diferentes. Al ocuparse de núcleos familiares peculiares, ha de tenerse en cuenta que también será diferente en algunas cosas la relación existente entre ellos. Es por esto que se hace necesaria la formación o familiaridad en campos como la vinculación y apego en estos casos, la construcción de la identidad del adoptado y los sentimientos de abandono o gratitud que pueden sentir por su condición de hijo no biológico. Del mismo modo, es interesante conocer las reacciones y desarrollo típico de la familia adoptante.
Para acotar más las competencias de la Mediación Familiar en Adopciones, se pueden identificar cuáles son las temáticas más usualmente tratadas en este servicio. (Ledesma, J 2012)

  • Separación y divorcio: En este tipo de mediación, cabe gestionarse las separaciones y divorcios de núcleos familiares dónde se tenga un hijo adoptado. Siempre es beneficioso la participación de un mediador para que las partes puedan llevar a cabo el proceso satisfaciendo sus necesidades y gestionando esta difícil etapa atendiendo a sus intereses. Mucho más en el caso de familias adoptantes, dónde se dan unas relaciones familiares particulares. Es, en esta situación, importante contar con un mediador formado al respecto. Que atienda a las nuevas problemáticas que puedan surgir, como por ejemplo el sentimiento de doble abandono del menor adoptado.
  • Conflictos cuando los hijos alcanzan la adolescencia: El desarrollo de la adolescencia es un periodo convulso en la vida de cualquier familia, y mucho más en las familias adoptantes que tienen sus propias peculiaridades fruto de las preguntas y búsquedas internas del menor adoptado.
  • Convivencia y relación entre los hijos biológicos y los adoptados: Esta situación es única en este tipo de familias. Es importante entender los procesos por los que pasan y los sentimientos que despierta esta situación en cada uno de los miembros de la familia. No solamente durante la edad infantil y adolescente, sino incluso durante la edad adulta. En la relación fraternal cuando los progenitores han fallecido o son dependientes.
  • Conflictos derivados de la revelación de orígenes del adoptado: No se debe entender que sea el mediador el que lleve a cabo la revelación de la condición de adoptado a la persona que lo sea. Esto es únicamente cometido de los padres adoptivos. El papel del mediador, es el de facilitar la comunicación familiar a la hora de llevar a cabo la comunicación, ( si es que esta se lleva a cabo en un momento concreto) o ayudar a subsanar aquellos problemas que surjan en el núcleo familiar a raíz de esta revelación.

No obstante son susceptibles de mediación familiar en adopciones, todos aquellos conflictos o falta de comunicación que tengan lugar en el núcleo de una familia con hijos adoptados. Siempre que se trate de un conflicto en el que sea necesario o beneficioso el conocimiento por parte de la persona mediadora del desarrollo y peculiaridades de una persona adoptada y su entorno. Aunque no se ajuste a la descripción de las situaciones que se han descrito hasta ahora.

Para el desarrollo eficaz de la labor de mediación en adopciones, es importante la formación específica en los siguientes campos relacionados con el desarrollo del menor adoptado y las relaciones familiares:

APEGO: Ha de conocerse los mecanismos y la importancia de establecer un estilo de apego seguro para el satisfactorio desarrollo de la vida emocional, relacional y afectiva del adoptado. La historia previa del menor, sus circunstancias y la sensibilidad de los padres adoptivos, van a determinar el tipo de apego que se desarrolle. Influyendo esto en el resto de las vinculaciones de esta persona y en la dinámica comunicativa y relacional del núcleo familiar.

DESARROLLO DE LA IDENTIDAD: El conocimiento sobre la formación de la personalidad, nos permite hacernos una idea aproximada de la situación evolutiva del adoptado y las consecuencias que esto puede tener en la familia. A la hora de abordar una mediación familiar intergeneracional con una familia adoptiva, nos resultará vital este conocimiento. Nuestras habilidades como mediador, se verán enfatizadas, si somos capaces de reconocer la situación familiar, pudiendo dirigir la recogida de información hacia los intereses y necesidades más internos y personales. Son muchas las temáticas en las que puede resultarnos esclarecedor el conocimiento de las etapas en la resolución de la crisis de identidad. Muy especialmente en este caso sobre la elaboración de la identidad de adoptado. Este es un trance que puede resultar difícil y sobre el que hemos de ser sensibles como profesionales. También es de gran importancia el contemplar el momento de desmitificación y alejamiento de los padres adoptivos, en este caso. Esta situación provoca una alta conflictividad en la familia. Lo que hace probable que se requiera de nuestro trabajo en esta época. El conocimiento del cometido evolutivo de este distanciamiento, nos permite identificar las necesidades del menor, que son la independencia y desvinculación, para poder coger el control de su vida.

MEDIACIÓN EN BÚSQUEDA DE ORÍGENES.

Con la ley 54/2007 de 28 de Diciembre, que reconoce el derecho del adoptado a obtener información sobre sus orígenes, se plantea una realidad delicada.
Por un lado, el adoptado, que en su mayoría de edad, o con la colaboración de sus tutores, decide buscar a su familia de origen. Obteniendo así información muy relevante para su vida. Una incógnita, sobre la que, ha estado pensando e imaginando durante toda su vida. Es muy importante comprender y tener en cuenta las razones que le llevan a esta búsqueda y cómo se experimenta esta necesidad de información en el desarrollo personal del adoptado. Así como qué expectativas tiene sobre esta comunicación, si quiere llevar a cabo encuentros personales o solo intercambiar información.

Por otro lado hay que contemplan la situación de la familia biológica. Que aunque la ley obliga a dar información sobre ellos, estos no se ven comprometidos a establecer contacto con este hijo, nieto o hermano biológico que fue dado en adopción. La familia biológica no decide en qué momento son buscados por su pariente, pudiendo encontrarse en circunstancias en las que no les es posible o conveniente establecer este contacto. Las razones pueden ser muy diversas en casa caso, pero sin embargo no suele ser una buena experiencia el tener que dar un hijo en adopción. Pudiendo suponer, esto, un capítulo que no se quiere volver a abrir.

En un tercer lugar, y en un segundo plano, se puede encontrar en algunas ocasiones a la familia adoptiva, que puede interpretar este proceso como un rechazo de su hijo adoptivo, al querer este contactar con su familia de origen. La familia adoptiva no tiene porqué intervenir en este proceso, sin embargo, puede atenderse en mediación si se considera oportuno.
Además de contar con varias partes, esta realidad puede ocupar dos búsquedas de orígenes diferentes. Por un lado pueden llevarse a cabo búsquedas por parte de personas que fueron entregadas cuando eran muy pequeños. Esto quiere decir, que no tienen recuerdos de su familia biológica, que no sabe quiénes son. Sin embargo, también podemos encontrar el caso en el que el adoptado recuerde a su familia biológica, ya que fue dado en adopción a una edad más avanzada. En este caso no sería, técnicamente, una búsqueda de orígenes, si no un restablecimiento del contacto familiar.

Como se ve, la búsqueda activa de orígenes, plantea varios actores y una infinidad de delicados temas a gestionar.

La mediación, es una herramienta para llevar esta situación de la manera más beneficiosa. Igual que en el resto de situaciones espinosas, la mediación brinda un escenario dónde los actores pueden exponer sus necesidades, en un entorno de confidencialidad y confianza, sin que se imponga la voluntad de nadie.

Algunos de los principios de la mediación, que ya se han detallado, toman un especial significado en esta Mediación en Búsqueda de Orígenes.

Una de las principales ventajas de la mediación, para abordar temas delicados es la imparcialidad, ya que ninguna de las partes va a sentirse juzgada, ni ninguna tiene más derecho que otra, este principio abre una puerta a que la familia de origen acuda.

Es muy importante la figura del mediador que aporta profesionalidad y rigor, esto da confianza a las partes que pueden acceder más fácilmente al proceso. También es importante esta figura a la hora de intercambiar información. El hecho de que se haga a través de este profesional, asegura que no hay un encuentro o una revelación de identidad no deseada entre las partes. Este aspecto enlaza con la confidencialidad.

Como se ha dicho anteriormente, la familia de origen no está obligada a mantener contacto con la persona adoptada, sin embargo, es posible que esté de acuerdo en acudir a mediación, si podemos asegurarle que no vamos a facilitarle ningún dato identificativo a la otra parte. Esto preserva, si ese es su deseo, su intimidad y le da la seguridad que el adoptado no va a irrumpir en su vida sin su permiso.

En el caso del adoptado esta confidencialidad también es importante. Aunque el adoptado quiera tener contacto con su familia de origen y no quiera ocultar su identidad o residencia, es prudente hacerlo en un primer momento, para evitar posibles chantajes emocionales o económicos.

Se trata de un proceso personal, que es modulado por el mediador, adaptándolo al ritmo y evolución de cada una de las partes. Para que todas se sientan cómodas en el proceso y estén preparadas para los pasos que van a dar. Para que se pueda ajustar el proceso, es indispensable el respeto. Las partes han de entender que en este escenario, se respetan las decisiones de todos los actores, y se respetan igualmente los tiempos que cada uno de ellos necesite.

Este nuevo tipo de mediación, además de específico, ya que solo se ocupa de una población muy pequeña y de unas determinadas características, tiene una naturaleza diferente al del resto de mediaciones. En cualquier mediación, nos ocupamos de estrechar, modificar o incluso interrumpir los vínculos entre personas que previamente mantenían una relación. Bien sea por temas laborales, judiciales o vínculos emocionales o familiares. Pero en la búsqueda de orígenes lo que nos ocupa es la creación de este vínculo. El construir una relación entre personas que no la tienen.

Esta característica la hace diferente al resto, teniendo un plan de desarrollo también un poco diferente, sin embargo mantiene la esencia de lo que significa la mediación, los principios y las técnicas de las que se sirve esta, permanecen intactos.


Carmen Porras Córdoba. Psicóloga y Máster en Mediación.