Rosa Mª Lindo Ortiz. Mediadora Familiar. |
Desde la Psicología Positiva nos recuerdan la gran capacidad
del ser humano para sobreponerse a experiencias traumáticas. Frente a la
cultura de la victimología proponen reconceptualizar el asunto desde una óptica
basada en la resistencia, el aprendizaje y el crecimiento ante situaciones
adversas.
Aunque nos centraremos en las dos últimas, la reacción ante
experiencias traumáticas puede adoptar formas diversas:
~ Trastorno
~ Trastorno
retardado
~ Recuperación
~ Resiliencia o
resistencia
~ Crecimiento
postraumático
De todas ellas, sólo la resiliencia significará que el
individuo sometido a una situación traumática no pasará por un período de
disfuncionalidad, que mantendrá su equilibrio.La resiliencia supone un cambio
importante en la investigación, pues se modifica el anterior criterio de que
las personas sometidas a situaciones adversas o traumáticas son incapaces de
experimentar emociones positivas. La resiliencia –“capacidad de una persona o
grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos
desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces
graves” (Manciaux, M., Vanistendael, S., Lecomte, J. y Cyrulnik, B. 2001).
La resiliencia: estado de la cuestión. En M. Manciaux (Ed.),
La resiliencia: resistir y rehacerse. Madrid: Gedisa, 2003)- ha sido tratada
con matices diversos por autores franceses y estadounidenses. Así, mientras los
franceses la relacionan con el concepto de crecimiento postraumático, los
norteamericanos, más restrictivos, lo analizan en términos de proceso de
afrontamiento que ayuda a la persona a mantener su equilibrio, incidiendo en el
retorno homeostático, autorregulador, del sujeto a la situación anterior.
Es importante no confundir resiliencia con recuperación; la
recuperación implica la pérdida de la normalidad funcional, la resiliencia el
mantenimiento del equilibrio. El concepto de resiliencia se opone frontalmente
al anterior concepto determinista de que una infancia infeliz traerá una
adultez patológica desde el punto de vista del comportamiento.
Es un error considerar a las personas como resilientes; son
los procesos, dinámicos y evolutivos, los que deben ser considerados de esta
forma (B. Cyrulnik: Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no
determina la vida. Madrid, Gedisa, 2002).
¿Qué factores inciden sobre la resiliencia? Fundamentalmente
algunas capacidades personales y características del entorno, desde la
seguridad en uno mismo al apoyo social. Para Block y
Kremen (IQ and ego-resiliency: conceptual and empirical connections and
separateness. Journal of
Personality and Social Psychology [1996], 70, 349-361) optimismo, entusiasmo,
energía, son características que acompañan a la resiliencia. Fredrickson
y Tugade añaden el humor y la creatividad (What Good are Positive Emotions in
Crises? A Prospective Study of Resilience and Emotions Following the Terrorist
Attacks on the USA on September 11th, 2001. Journal of Personality and Social Psychology [2003], 84,
365-27).
El crecimiento postraumático nos lleva por el camino de la
lucha interior que el individuo emprende a partir del suceso traumático. Para
los americanos significa un cambio positivo en el individuo que le conduce a
una situación de mejora con respecto a la situación anterior al trauma; implica
las ideas de aprendizaje, transformación y crecimiento personal, siendo, por
tanto, distinto a resiliencia. Para los franceses, sin embargo, crecimiento
postraumático y resiliencia son conceptos equiparables.
Para Caldhoun y Tedeschi el crecimiento postraumático tiene
tres categorías:
~ Cambios en uno
mismo: aumento de la autoconfianza, sensación de ser capaces de superar
cualquier cosa.
~ Cambios en las
relaciones interpersonales, en tanto que robustecimiento de las mismas. Se
despiertan sentimientos promotores de conductas de ayuda, como la compasión o
la empatía.
~ Cambios en la
espiritualidad y filosofía de vida: cambio en la concepción del mundo y en la
escala de valores.
Estos cambios se oponen a la concepción determinista de que
ciertos traumas promueven ciertos comportamientos, por ejemplo, que el abuso
sexual genera un sentimiento de indefensión en sus víctimas. Así, por ejemplo,
McMillen, Zuravin y Rideout – en Perceived benefit from child sexual abuse.
Journal of Consulting and Clinical Psychology [1995], 63(6), 1037-1043-
sugieren que muchas víctimas salen fortalecidas y con mayores herramientas de
protección de ese tipo de situación, lo que, sin duda, implica un proceso de
aprendizaje y crecimiento.
Como ha quedado dicho más arriba el crecimiento postraumático
requiere de una lucha interior, en la que los sentimientos, positivos y
negativos, deben enfrentarse por lo que el sufrimiento estará presente en el
proceso. Un proceso de lucha, cambio y crecimiento que se realiza desde lo cognitivo,
no desde lo emotivo.
En resumen, tanto la resiliencia como el crecimiento
postraumático son modelos que pretenden indagar y explicar la relación entre
una situación adversa o traumática y la capacidad de autorreconstrucción del
individuo.
Rosa Mª Lindo Ortiz.Mediadora Familiar y de Menores nº 1.374.
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